miércoles, 18 de noviembre de 2015

Enseñar para aprender#escenariostec

Enseñar para aprender



Fui coordinador docente de una materia a los muy pocos años de recibido. Aquel año recibimos el gran aluvión de alumnos que siguió a la implementación del CBC en la UBA, pasamos de tener 350 alumnos por cuatrimestre a 1700. Un MOC, porque no era online. 
En la emergencia, las comisiones estuvieron a cargo tanto de profesores experimentados como de ayudantes recién ingresados. 
Siempre tuve una gran admiración por el profesor titular de esa materia. Cuando le sugerí si no convendría rotar los docentes a cargo de cada comisión para que los alumnos alternaran algún novato con otro más experimentado, me miró con su sonrisa típica y me dijo algo así como: “Si, sería bueno que a los que les tocó (NOMBRE DE PROFESORES NO PUBLICABLES) también les toque uno de los jóvenes, así aprenden algo”.
Su discurso, que también mi experiencia confirmó, buscaba aprovechar dos fenómenos:
  • Muchas veces los alumnos aprenden más de alguien más cercano que de alguien más sabio. El profesor lo ponía en términos físicos, el gradiente de conocimiento entre ambos no debía ser mucho.
  • Solamente se termina de aprender un tema cuando uno lo tiene que enseñar.

Uno de los motivos por los que hice este curso es tratar de implementar uno, abierto, online, ¿masivo?, que todavía no está en la nube, sino solamente en la nebulosa. La intención es reclutar alumnos para armar un proyecto de educación sobre temas de salud pública abierto a la comunidad, o a colegios, o a quien quiera participar, que podría incluir distintos niveles de complejidad. La intención, como la de mi profesor, es no solo formar a los que lo cursen sino también a los que lo dicten.

¿Qué me llevo?
En mi recorrido la principal enseñanza es el curso en sí. Se puede hablar de qué es un MOOC, pero es mejor vivirlo.
En este mes caminamos por un verdadero bosque de bibliografía y videos, compartimos el espacio en foros inabarcables con varios cientos de compañeros, leímos una lista de neologismos que intimidan y que, ahora sabemos, son las tecnologías que se vienen. Yo personalmente, metáfora de gordo de alma, me sentí en un tenedor libre de las TIC.
Puede que sea algo angustiante dejar tan conscientemente tanto de lado, sin leer, sin ver, sin opinar. Pero una menor oferta por ahí nos hubiera dejado con la falsa tranquilidad de creer que ya sabemos todo.

Y a modo de despedida les dejo un video sobre un inventor de la edad media, que muestra los riesgos de ser muy innovador. 


viernes, 13 de noviembre de 2015

Construir entre impares#escenariostec

Construir entre impares


Retomo un comentario de Nidia Ferraroti en el foro de contenido abierto ¿Los paradigmas de creatividad dentro de las ciencias sociales o artísticas son los mismos para las ciencias exactas o ciencias de la salud?
No todos los temas en nuestra especialidad son tan debatibles como en ciencias sociales. Uno puede ponerse un banquito en el Parque Centenario, ya que Hyde Park nos queda lejos, y empezar a despotricar contra la valencia del flúor, pero el flúor no va a cambiar su valencia.
Yo creo que nos quedan ámbitos para el debate en nuestras ciencias. Particularmente en Salud Pública en los aspectos sociales de muchos temas. También en algunos problemas que tienen amplia difusión fuera del ámbito científico.
Pongo un ejemplo, pero sin final feliz.
Hace un año participé de un curso abierto sobre Nutrición a distancia que organizó el Hospital de Niños. Mi tema era “Agua potable”. El curso en la parte de tecnología era sencillo, solamente una presentación, material para leer, bibliografía complementaria y como única actividad interactiva un foro de consulta con los docentes. Eso sí, muchísimos alumnos de toda Latinoamérica, cerca de 3000. Uno de los temas que surgió fue el de los herbicidas en agua, particularmente el glifosato. Un buen tema para la discusión, que propicié, entusiasta de las TIC, en el único espacio que había.
Sin embargo me encontré con un problema. Existía una certeza previa e inamovible en un grupo de alumnos sobre la toxicidad extrema del compuesto. De nada sirvieron mis explicaciones de que esa no era la visión que se tenía, al menos por el momento, visión que por supuesto puede cambiar con el tiempo. Tampoco ayudó acompañar mis explicaciones de fundamentación bibliográfica. La intensa actividad de los alumnos que sostenían esa posición, comentando casi siempre el mismo trabajo, creo que alejó al resto del debate, cansados de ver mensajes reiterativos sobre lo mismo. Y finalmente se sugirió a los organizadores que en futuras ediciones del curso trajeran a un docente que defienda la opinión correcta (sic).

En su momento me pareció algo curioso, pero quizás en cursos masivos y muy heterogéneos no sea tan raro. Me pregunto si alguien tuvo alguna experiencia similar.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Una respuesta #flashmobtec

UNA RESPUESTA


"Symian virus" by Phoebus87 at English Wikipedia. Licensed under CC BY-SA 3.0 via Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Symian_virus.png#/media/File:Symian_virus.png

Lo que más me sorprendió de un estudiante fue una respuesta, no una pregunta. Por muchos años di clase en una escuela terciaria, en una carrera de técnicos de laboratorio. Microbiología, de 20 a 23. Estaba entusiasmado explicando la enorme sencillez de los virus y las secuencias de inserción cuando una alumna de repente casi gritó:
“¡Entonces Dios existe!”
Sencillamente la belleza de la biología la había llevado a esa respuesta.
En mi viaje de regreso en el tren ya sabía que esa escena la iba a llevar conmigo para siempre. Como decía Erwin Schrödinger “el presente es lo único que no tiene fin”

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Cuando el trabajo en grupo es grupo #escenariostec

Cuando el trabajo en grupo es grupo

Lo primero es lo primero, vamos a esclarecer el título dado el alcance del curso.
Por grupo la Real Academia Española entiende pluralidad de seres o cosas que forman un conjunto, material o mentalmente considerado
Pero grupo también significa en lunfardo engaño o mentira. Adjunto a modo de bibliografía. la página correspondiente de "El quesloqué de los muchachos", breve diccionario ilustrado por Oski, uno de los más grandes dibujantes argentinos.




El trabajo en grupo siempre tuvo buena prensa. Basta leer la bibliografía de esta semana. Nadie, razonablemente, puede hablar en contra de él. ¿Cómo no va a ser más rica la pluralidad de miradas sobre un tema que la mirada individual?
Sin embargo desde mi experiencia como estudiante muy pocas veces realmente me sirvió. Siempre fui un alumno responsable que terminó realizando gran parte del trabajo y llevándose solamente una fracción del crédito. 
Analizando un poco más a fondo ¿Qué es lo que lleva al trabajo en grupo en muchos casos en nuestras clases? 
Esta sería la cinética:
        ¿Cuántos alumnos hay?
          40
        ¿Cuántas muestras podemos procesar? 
        (Léase también ¿Cuántas exposiciones podemos escuchar?)
         5
         Bueno, hagamos grupos de 8
Esa es toda la lógica pedagógica que subyace a veces al trabajo en grupo.
Yo sospecho que esto mismo va a terminar pasando al mundo digital con formas superiores de colaboración.
Como alguien señaló en el foro para que realmente el intercambio sea provechoso es necesaria una cierta pasión por el tema.
¿Somos capaces de generar un tema que despierte pasiones?

A modo de cierre dejo esta opinión autorizada de Alejandro Dolina sobre el arte en colaboración.



viernes, 30 de octubre de 2015

Lo que quería el cliente #escenariostec


LO QUE QUERÍA EL CLIENTE


Antes de los videos virales, antes de las cadenas de power points por mail había ya en nuestros laboratorios algunos chistes gráficos pegados en la pared, que también se viralizaban a través de fotocopias cada vez más grises. Una llevaba justamente este título y también, como casi todo hoy, la podemos encontrar en Internet
Me vuelvo a presentar en esta nueva etapa del blog. Estoy a cargo de una materia electiva de la Carrera de Bioquímica, que tiene una expectativa de alumnos muy baja, no más de diez, y soy un entusiasta de las TIC. Y en la UBA tenemos la suerte de contar con el CITEP.
Pero retomando el título y algún comentario que ya hice en el foro creo que hay que ser cuidadoso con las herramientas que uno propone para un curso. Preguntarse siempre si realmente estamos mejorando algo o lo hacemos solamente para satisfacer nuestro capricho tecnológico.
No planteo el extremo de dar solamente lo que el cliente quiere, probablemente no conozca algo mejor. Aparte el alumno no siempre es entusiasta ante la innovación, diría que en muchos casos incluso preferiría la opción más fácil. 
¿Pero hasta donde llegar?
En estas materias electivas, que buscan mostrar un panorama de las distintas áreas de desempeño profesional, me parece muy adecuada la idea de ayudar al alumno a tratar de crear un entorno personal de aprendizaje (PLE). Trabajar con ejemplos y mostrarle las herramientas que uno normalmente usaría para resolver esos problemas, entrenarlo en ellas y motivarlo para que descubra otras. Teniendo un campus virtual se hace muy fácil mostrar el conjunto de bases de datos y otros vínculos, acompañados en casos de instructivos para su uso. El PLE va más allá de las tecnologías, consiste en saber también a qué Cátedras o Institutos puede recurrir también por ayuda. El costo de esto es sacrificar contenidos. Se debe elegir el que mejor sirve como ejemplo y desarrollarlo. Nada es gratis, en general los alumnos se muestran muy conformes, pero a veces en las encuestas tenemos el reclamo por los contenidos no vistos.
Al margen de los contenidos, como dice Paz Florio, la práctica docente está acompañada también de un contenido moral. No solamente queremos formar buenos profesionales sino también buenas personas.
En Salud Pública las oportunidades para extendernos hacia este suburbio son enormes. Se puede iniciar o continuar en blogs el tratamiento algunos de estos temas, que exceden a la formación profesional.
Planteo un ejemplo: En una clase de remediación de suelos la pregunta de una alumna fue ¿Cómo se hizo para remediar los lugares donde hubo explosiones atómicas? La respuesta fue un post amargamente titulado “Irremediable”, donde además de un texto estaban los vínculos a dos increíbles documentales: “The Atomic Cafe” y "WhiteLight/Black Rain: The Destruction of Hiroshima and Nagasaki".
El campus virtual es mucho más que un reservorio, al igual que Internet, como señala Suarez Guerrero. Pero tampoco hay que menospreciar esta función, que por ahí basta para lo que realmente necesita el cliente.
Y como cierre, ya que venimos nucleares, una pequeña obra de arte para mostrarnos todas las explosiones atómicas que hubo.

¿Alguien se atreve a predecir cuántas fueron?